miércoles, 29 de noviembre de 2017

Acción poética



Foto: Jessica Soler • Octubre 2017 • Puerto Vallarta, Jalisco

lunes, 27 de noviembre de 2017

¿Porqué yo?



Hacía un par de semanas que no se habían encontrado, desde ese día en que él se había acercado a saludarla.

Cuando él la tomó de la mano, ella, que era extremadamente sensible a detectar la energía que emana de las personas, se sobrecogió: una extraña y fuerte energía pasó de su mano a la suya.

Después no volvió a verlo en semanas. Seguía desconociendo todo respecto a él, sin embargo no podía sacarlo de su mente. Cerraba los ojos y ahí estaba él, parado frente a ella, con los lentes oscuros alzados, vistiendo mezclilla, mostrando sus ojos profundos y su hermosa sonrisa.

Llegó incluso a extrañarlo, a preocuparse, ¿volverían a verse? ¿le habría pasado algo? ni siquiera sabía cómo se llamaba...


Hoy, cuando empezaba a hacerse a la idea que probablemente no volverían a verse, lo encontró parado en una esquina. Otra esquina. No la que solían encontrarse antes. De hecho, pocas veces transitaba ella por esa esquina. Ella estaba preparada y condicionada a reaccionar en situaciones imprevistas, así que reaccionó sin poder ni pensarlo: ¿para dónde vas le preguntó?


Y así fue como supo cuál era su nombre.


Hablaron sin parar, como si se conocieran de siempre. Aunque se sentía muy nerviosa, su presencia la llenaba de paz. Ella era luna, él era jaguar. Y cuando él la abrazó, mientras sentía su alma y su corazón en pedazos, reintegrarse, algo en su interior le dijo que era el correcto. 


¿Porqué yo? 

Esa fue la pregunta que él hizo cuando volvieron a verse. 

Y ésta era la respuesta de ella.


Ilustración: Autor desconocido
Microrelato: Jessica Soler • Noviembre 2017 • Una historia de la realidad que a veces parece ficción o de la ficción que a veces parece realidad.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Querer decir tanto...





Ella le había abierto las puertas a su vida, de par en par. Con tristeza, hoy, se daba cuenta que él no lo merecía. Él había elegido distanciarse sin tomarla en cuenta, sin darle una oportunidad, sin derecho a réplica, sin valorar lo que había sido puesto en sus manos.



Ella hubiese querido decirle tantas cosas, pero eligió no decirle nada... 


-Limpiaría sus lágrimas, recuperaría los pedazos de su sonrisa rota y reconstruiría su muralla. Más alta y más fuerte, donde ni él ni nadie pudieran volver a lastimarla.-



Ilustración: Jasmin Junger
Microrelato: Jessica Soler • Noviembre 2017 • Una historia de la realidad que a veces parece ficción o de la ficción que a veces parece realidad.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Hoy, bien y de buenas




Día con día, al inicio de la jornada, cruzaban su camino cada mañana.

Uno de esos días se dijeron buen día.
Conforme pasaron los días, el "buen día" iba acompañado de una gran sonrisa.

Ignoraba todo: ¿Cómo se llama? ¿En qué trabaja? ¿A qué dedica su tiempo libre? ¿Qué música escucha? ¿Cuál es su comida favorita? ¿Cual es su color favorito? ¿Qué cosas le hacen feliz? ¿Qué aspira en su vida?

Un sin fin de preguntas -aquellas cuya respuesta determinan quién uno es- no tenían respuestas, pero a ella no le importaba. Sólo sabía que ese saludo e intercambio de sonrisas, no sólo le alegraban la mañana: el brillo de esa sonrisa iluminaba el resto de su jornada.


Así, transcurrieron innumerables mañanas. 


Sin embargo, hoy era diferente. Ella estaba triste. Su sonrisa rota estaba perdida.


Inexplicablemente, él cruzó la acera, se acercó a ella, quitó los lentes que cubrían sus ojos y con un gesto para saludarla, la tomó de la mano, le dio un beso en la mejilla y le dijo "hoy, bien y de buenas"



Ilustración: Claudia Tremblay
Microrelato: Jessica Soler • Noviembre 2017 • Una historia de la realidad que a veces parece ficción o de la ficción que a veces parece realidad.

martes, 14 de noviembre de 2017

Cascada Agua Azul


Hacia días que tenia esa sensación... 

Trataba de apagarla, silenciarla, pero se hacía más y más fuerte. No le gustaba nada cuando ese sentimiento extraño se apoderaba de ella: sexto sentido había oído que lo llamaban.

A diferencia de otras veces, la sensación no la dejaba, así que se armó de valor y decidió que tendría que verlo por ella misma.

Conocía de memoria el camino sinuoso, con sus cuestas empinadas y abruptas bajadas, que dejaban los pies cansados y polvosos. Lo había recorrido varias veces. Conocía los arañazos que le dejarían las malezas, los tropezones con las piedras, presintió algunas de las heridas que recibiría al transitarlo y sabía que probablemente le dejarían cicatrices. Aún así, avanzó de prisa. La única manera de saberlo era llegar a la cima.

Ya había llegado hasta ahí, no podría darse la vuelta así sin más, sin saber si es que había llegado a tiempo. Sólo restaba asomarse y corroborarlo. Respiró profundo y lanzó su pregunta.


-Ya hablaremos, le contestó el eco.


Pensó en sus labios húmedos y sus ojos profundos. Recordó la calidez de sus abrazos y la magia de sus risas. Las conversaciones y los momentos juntos. Anheló verlo por días, y hoy, que estaba tan cerca, reinaba el silencio. 

Al asomarse, se dio cuenta de su amor a destiempo. Inexplicablemente el azul de sus ojos cegado estaba. Raudales de ellos emanaban y mojaban su cara.


A pesar del silencio, dentro de ella, la voz resonaba.


-Ya hablaremos.


Mientras, en la bella cascada Agua Azul, no corría más el agua...



Ilustración: Felix Morand
Microrelato: Jessica Soler • Noviembre 2017 

martes, 7 de noviembre de 2017

Tengo ganas de verte




Un día más, como tantos otros, estaba a punto de llegar a su fin.


Suaves olas melódicas, salpicaban sus pies descalzos, al terminar su sinfonía a la orilla.
Con su murmullo constante, apagaron sus sollozos.

Se enjuagó presurosa las perlas cristalinas que resbalaron por sus mejillas y con delicadeza, se las brindó al infinito, mientras fluían los recuerdos: sus brazos rodeándola, sus labios robando un beso de los de ella, sus ojos profundos...

La luna asomó un poco antes.
Durante unos minutos, compartió el horizonte con el imponente Sol.
Mientras, ella recogía entre la arena sus pedazos, sus ganas, sus sueños. Su sonrisa rota.

¿Cuántas veces la había perdido?  Tantas, que había perdido la cuenta.

Suspiró profundamente,
agradecida por esos instantes compartidos. Por ese breve destello de luz que la había iluminado.
Ese destello que le permitió encontrar una vez más, su sonrisa. La acomodó en su cara y murmuró unas palabras.

"Tengo ganas de verte..."







Ilustración: Octavio Jiménez
Historia: Jessica Soler • Noviembre 2017