lunes, 9 de diciembre de 2019

9 de Diciembre

Dejaré las lágrimas fluir
mientras las heridas sanan
y mi alma se va habituando a dejarte ir…

Lanzaré a los cuatro vientos
los besos y abrazos que eran para ti,
que vuelen libres, junto al amor infinito que te di.

sábado, 2 de noviembre de 2019

Mitad Ella, mitad Yo



















"Ella y yo tenemos un pacto: ni yo le huyo ni ella me persigue.
Algún día, simplemente nos encontraremos..."

Mictlantecuhtli, Mictecacíhuatl
mitad Ella, mitad Yo.

Día de Muertos, 2019


Fotos Autoretrato: Jessica Soler • 1 Noviembre 2019 • Puerto Vallarta, Jalisco.

miércoles, 9 de octubre de 2019

Estrella Roja

Hasta la naturaleza tiene su propia estrella roja...





Fotos: Jessica Soler • Octubre 2019 • Puerto Vallarta, Jalisco.

domingo, 14 de julio de 2019

Te libero de mi


"Te libero de mí
de mi ratito en tu vida
de tu eternidad en la mía,
te libero de ese día en que nos 
conocimos y que sea como si
nunca existió...
Te libero de mi obsesión por cuidarte
de mi manía de hacerte reír,
te libero de mis ganas de tí
y tus ganas de mí,
de esa fecha que no llegará,
esa cita, nuestro encuentro,
ese beso que núnca te dí...
Te libero de mis deseos de saber
que estás bien, de mis mensajes,
nuestras videollamadas,
las que me hicieron de alguna forma
probarte en mi piel...
Te libero de mi risa, de mis ojos
en blanco, de mis muecas
y gemidos de placer,
te libero de mis letras,
te sacaré de ellas o al menos
lo intentaré...
Te libero de tu estancia en mi vida
vuela libre sin remordimiento,
te libero de mis detalles y me quedo
con ganas de los tuyos...
Te libero de mis presentimientos
y preocupaciones por ti,
de mis premoniciones
que rara vez me fallaban,
ahora me aguantaré las
ganas de pedirte que te cuides
cuando sienta esa angustia en mi pecho por ti...
Te libero de lo que somos,
de lo que fuimos
y te regalo un ya no será,
te libero de mi insomnio
te libero de mis sueños
y por favor
ya no entres más en ellos...
Te libero de mis lágrimas
pues no sabrás cuántas he de derramar,
te libero de mis celos y mi tan
única y especial forma de amar,
y de hacerte mío, tan mío...
Te libero de ser todo para mi,
y de la distancia que nos separa,
de las millas que ya no tendrás
que recorrer...
Te libero de sentirte en deuda conmigo
por las tantas veces que te ayudé
y apoyé,
te libero de ser tan única para ti,
tan especial e importante,
tan genuinamente quien no puede
dejar de amarte...
Pero aún con todo este amor
te libero de mi,
para que vueles tan alto
y seas muy feliz..."
Mia Gant

Para VHVO.

martes, 2 de julio de 2019

594







Hace 365 días, en la víspera de un extraño atardecer, Él le entregó un pequeño obsequio. Las nubes oscuras cubrían el horizonte, mientras el Sol descendía, para ocultarse. Usualmente, el cielo se hubiera incendiado, cubriéndose de pinceladas amarillas, anaranjadas, rojas, quizá hasta moradas. Esa tarde, únicamente su faz, redonda, estaba iluminada. 



Un año después, Ella recordaba vivamente ese ocaso, como si de un presagio se tratara: fue antesala a los días oscuros que le precedieron. 



El pequeño obsequio, era ahora su tesoro: Él lo había fabricado con sus propias manos. Estaba hecho de cobre, el mejor conductor conocido, de calor y electricidad. Elemento que Él casi a diario manipulaba.



Todos los días, a la víspera del día, lo último que Ella veía al cerrar los ojos para dormir, era la imagen de su rostro: sus ojos profundos, su bella sonrisa. A la víspera del día 593, esa imagen no desaparecía, por más que intentaba borrarla.

Amaneció. Una extraña sensación se había apoderado de Ella. Se sentía inquieta. Él había aparecido en sus sueños, continuamente. Al abrir los ojos, instintivamente, acarició con sus dedos al pequeño obsequio, el cual estaba, como siempre, junto a su cama. Lo soltó al instante: estaba caliente y un toque le dió.

Se la hacía tarde, así que olvidó el incidente y salió presurosa de casa. Llegó a tiempo a su primer cita, la cual se prolongó. Salió presurosa, rumbo a la siguiente cita, ya iba algo tarde. Ella no acostumbraba a atender al teléfono mientras conducía, pero éste no paraba de sonar, así que se orilló para atenderlo. Mientras hablaba, vió una imagen que le pareció conocida, por el espejo retrovisor. Se bajó del auto.



Un racimo de mariposas, cual oleaje tempestuoso, se apoderó de ella. Las sentía revolotear en su estómago, en su pecho, en su alma...

No vió claramente su rostro, ni vió sus ojos profundos, ni su bella sonrisa, pero estaba segura que esa silueta, cuya imagen le había parecido conocida, era la de Él. De todas las personas que habitan en este mundo, Él era el único que irradiaba esa energía, capaz de hacerla vibrar así. Lo había hecho desde el primer día.



Su mente la atormentó con mil pensamientos simultáneos, su corazón parecía querer hacer estallar a su pecho: quería correr a abrazarlo, quería decirle cuánto lo extrañaba y tantas otras cosas que quedaban por decirle. Sin embargo, Ella, cuya impavidez la caracterizaba, se había quedado congelada. 


Inmediatamente recordó el incidente con el pequeño obsequio, acontecido por la mañana. 



No quiso distraerlo: Él, electricidad manipulaba. Ella, tenía que marcharse, ya iba retrasada. 




Era el día quinientos noventa y cuatro. 
O quizá, aún no llegaba el primer día...



Foto: Jessica Soler • Julio 2, 2018 
Microrelato: Jessica Soler • Julio 2, 2019 • Una historia de la realidad que a veces parece ficción o de la ficción que a veces parece realidad.

lunes, 1 de julio de 2019

593




593 días han transcurrido desde aquel día en que él cruzó la acera y se acercó a saludarla...


El reflejo de sus ojos profundos y el brillo de su hermosa sonrisa, son la última imagen que cruza por la mente de ella, antes de dormir, cada noche. 


Las últimas quinientas noventa y tres noches.






Ilustración: Autor desconocido
Relato: Jessica Soler • Julio 1, 2019 

sábado, 30 de marzo de 2019

Pláticas con la Luna VIII






Era una noche como tantas otras. A simple vista, sólo había oscuridad. 
Ella ya se había acostumbrado a esa penumbra y a pesar de la negrura del firmamento, estaba tranquila y sonreía para sí misma. 

Cerraba sus ojos con fuerza y al abrirlos, podía verlas, brillando tenuemente. 
Cientos de estrellas, cual pincelada descuidada cuya pintura contenida salpica por aquí y por allá, parecían guiñarle constantemente.

Pese a la tristeza que su mente contenía en los últimos días, su alma abrigaba esperanza.

Presentía que muy pronto, nuevamente su luz vendría a iluminarla.

Los versos que antes fluían y de pronto se le acabaron, en forma de prosa regresaron.
La inspiración perdida volvió.

Y a su Luna nuevamente le platicó.



Ilustración: Autor desconocido
Relato: Jessica Soler • 30 Marzo, 2019