viernes, 29 de diciembre de 2017

Un ángel sin alas



Y así, silencioso, 
sin avisar antes,
sin dar tiempo a reaccionar, 
llegó Él a mi vida.

Como llega la lluvia tempestuosa, 

que te empapa hasta los huesos 
repentinamente.

Como el Sol, 

abrasador en el desierto, 
donde no hay sombra posible para ocultarse.

Él, 

un ángel resplandeciente, 
de corazón bondadoso, 
de bellísimos ojos. 

De voz grave y fuertes brazos, 
con las manos llenas de ampollas 
                                y cicatrices. 


Desde el primer momento que hicimos contacto, lo supe: 

a Él, 
sólo le hacían falta alas.

Cuando lo vi abrazar al mendigo en la calle, 

reafirmé lo que mi corazón había presentido 
y mi Luna me había dicho. 

Lo único que no me había advertido, 
                                      es que Él, 
en lugar de blanco, 
en mezclilla estaría vestido...

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