miércoles, 21 de febrero de 2007

Matapalos: un abrazo mortal



Aquí en las costas de Jalisco, a las higueras estranguladoras (género: ficus) se les conoce también como "matapalos". En un principio parecerían un par de enamorados inseparables. De esos que andan a todas partes, tomados de las manos. Sólo que ésta historia de amores enlazados, terminará acabando con la vitalidad de uno de ellos.


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¡Qué espléndido y majetuoso Ficus!. Está lleno de vida. Pajarillos, roedores, monos, lo visitan y se alimentan con sus frutos. Un pajarillo harto y saciado, se retira del bullicio y va a buscar descanso en una solitaria palma cocotera. La palma, disfruta de la compañía. Hay días que se encuentra tan sola... El pajarillo le agradece el cobijo y la sombra: en gratitud le ha dejado entre sus frondosas hojas una semilla.

¡Poco sabe la pobre palmera, amable anfitriona, lo que acoje en su copa!


Llueve copiosamente en la selva. Sale el Sol. Hace calor. Se rompe la cascarilla y asoma un tierno brote. Pronto también asoman unas raicillas. El tierno brote toma fuerza, las raicillas se fortalecen con cada día que pasa. Se descuelgan y buscan llegar al suelo.

Tocan la tierra y la acarician. Pronto se afianzan a ella y se alimentan. Se fortalecen más y más. El brote se robustece y pequeñas ramas aparecen. Abrazan a su anfitriona. La palmera está contenta: ya no está sola. Acepta con agrado el abrazo. Añoraba hace tiempo una caricia. Se toman de las manos. No se sueltan ante el embate de los fuertes vientos. Ni bajo la fuerza de la tormenta. Sale nuevamente el Sol y con sus cálidos rayos, ilumina a los amantes. Por las noches, la Luna los cobija. Parecen quererse cada día más...

El Ficus crece. Se pone más y más robusto. La palmera, se siente débil. Y más débil. El abrazo de su fuerte amante la está asfixiando lentamente: se han fundido en un abrazo mortal.


Un día, la palmera exhala su último suspiro. Ha dado su vida por amor. El Ficus se ha quedado solo. Llora de tristeza. Está inconsolable. Siente en sus entrañas, como ella va desintegrándose.

Todas sus hojas derraman lágrimas. Para consolarlo, en cada ramita brotan tiernos capullitos. Pronto su frondosa copa, es un enorme ramillete florido. Si tan sólo pudiera mostrárselo a ella...

El ramillete se transforma en puñados de suculentos frutitos. Los pajarillos, roedores, monos, vienen en grupos a alimentarse. El Ficus pronto olvida su tristeza. ¡Su copa reboza de vida!.



Un pajarillo harto y saciado, se retira del bullicio y va a buscar descanso en una solitaria palma cocotera. La palma, disfruta de la compañía. Hay días que se encuentra tan sola...

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Historia: Jessica Soler • Febrero 21, 2007
Foto: Jessica Soler • Febrero 11, 2207 • Punta Raza, Nayarit

2 comentarios:

Fausto Vargas dijo...

creo haber pasado por aqui antes... muy buenas fotos colega.. saluods desde el norte

Anónimo dijo...

padrisisimo tu blog!
saludos!

manuel murillo!