Si hay un digno representante de lo que son los Colores de México, ése es Rincón de Guayabitos.
El destino favorito de los turistas connacionales. El lugar donde se mezclan los colores intensos y folklóricos que nos distinguen como pueblo mexicano.
Durante un buen tiempo me costaba entender que era lo que hacía que las familias se aglutinaran en escasos metros de playas, o sitios de esparcimiento, habiendo tantos lugares tranquilos, pristínos, donde ir a relajarse. No fué hasta que pasee por las arenas de la playa de Guayabitos, que caminé por sus calles y observé con atención a la gente, en su gran mayoría, procedentes de la capital. Ahí es donde caí en cuenta que lo que observaba, en cuanto a conductas e interacciones sociales, no era más que un reflejo de la vida cotidiana del mexicano citadino. Siempre amontonados, en el metro, en los camiones, en los cines, escuelas, hospitales, mercados...
Como fenómeno de comportamiento socio-cultural es interesante de analizar. Lo que no deja de desesperarme y apenarme, ciertamente, es la poca educación en cultura ambiental que como sociedad tenemos. No digo todos, pero sí la gran mayoría. ¿Saben cómo quedan estas playas al anochecer, cuando los visitantes se retiran?
Leí alguna vez, (o lo escuché en algún programa de TV) que analizando la basura de una persona se puede aprender mucho de ella. Latas de atún vacías, envases de refrescos y latas de cervezas, pañales sucios, bolsas de plástico, envolturas de dulces, papas fritas y cuanta chuchería se quieran imaginar es lo que queda como huella latente de los paseantes.
¿Qué nos cuesta, me pregunto, echar todo en una bolsa y llevárnoslo?
digo, para que el día de mañana que volvamos, esa playa siga siendo hermosa...
Foto: Jessica Soler • Marzo 11, 2007 • Rincón de Guayabitos, Nayarit
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