martes, 14 de noviembre de 2017

Cascada Agua Azul


Hacia días que tenia esa sensación... 

Trataba de apagarla, silenciarla, pero se hacía más y más fuerte. No le gustaba nada cuando ese sentimiento extraño se apoderaba de ella: sexto sentido había oído que lo llamaban.

A diferencia de otras veces, la sensación no la dejaba, así que se armó de valor y decidió que tendría que verlo por ella misma.

Conocía de memoria el camino sinuoso, con sus cuestas empinadas y abruptas bajadas, que dejaban los pies cansados y polvosos. Lo había recorrido varias veces. Conocía los arañazos que le dejarían las malezas, los tropezones con las piedras, presintió algunas de las heridas que recibiría al transitarlo y sabía que probablemente le dejarían cicatrices. Aún así, avanzó de prisa. La única manera de saberlo era llegar a la cima.

Ya había llegado hasta ahí, no podría darse la vuelta así sin más, sin saber si es que había llegado a tiempo. Sólo restaba asomarse y corroborarlo. Respiró profundo y lanzó su pregunta.


-Ya hablaremos, le contestó el eco.


Pensó en sus labios húmedos y sus ojos profundos. Recordó la calidez de sus abrazos y la magia de sus risas. Las conversaciones y los momentos juntos. Anheló verlo por días, y hoy, que estaba tan cerca, reinaba el silencio. 

Al asomarse, se dio cuenta de su amor a destiempo. Inexplicablemente el azul de sus ojos cegado estaba. Raudales de ellos emanaban y mojaban su cara.


A pesar del silencio, dentro de ella, la voz resonaba.


-Ya hablaremos.


Mientras, en la bella cascada Agua Azul, no corría más el agua...



Ilustración: Felix Morand
Microrelato: Jessica Soler • Noviembre 2017 

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