Cuando él la tomó de la mano, ella, que era extremadamente sensible a detectar la energía que emana de las personas, se sobrecogió: una extraña y fuerte energía pasó de su mano a la suya.
Después no volvió a verlo en semanas. Seguía desconociendo todo respecto a él, sin embargo no podía sacarlo de su mente. Cerraba los ojos y ahí estaba él, parado frente a ella, con los lentes oscuros alzados, vistiendo mezclilla, mostrando sus ojos profundos y su hermosa sonrisa.
Llegó incluso a extrañarlo, a preocuparse, ¿volverían a verse? ¿le habría pasado algo? ni siquiera sabía cómo se llamaba...
Hoy, cuando empezaba a hacerse a la idea que probablemente no volverían a verse, lo encontró parado en una esquina. Otra esquina. No la que solían encontrarse antes. De hecho, pocas veces transitaba ella por esa esquina. Ella estaba preparada y condicionada a reaccionar en situaciones imprevistas, así que reaccionó sin poder ni pensarlo: ¿cómo te llamas? le preguntó.
Y así fue como supo cuál era su nombre.
Hablaron sin parar, como si se conocieran de siempre. Aunque se sentía nerviosa, su presencia la llenaba de paz. Ella era luna, él era jaguar. Y cuando él la abrazó, mientras sentía su alma y su corazón en pedazos, reintegrarse, algo en su interior le dijo que era el correcto.
¿Porqué yo?
Esa fue la pregunta que él hizo cuando volvieron a verse.
Y ésta era la respuesta de ella.
Ilustración: Autor desconocido
Microrelato: Jessica Soler • Noviembre 2017 • Una historia de la realidad que a veces parece ficción o de la ficción que a veces parece realidad.
Microrelato: Jessica Soler • Noviembre 2017 • Una historia de la realidad que a veces parece ficción o de la ficción que a veces parece realidad.
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