sábado, 7 de abril de 2007

Campo de alfalfa, para ustedes.



Cuando hemos querido mucho a algo o a alguien, y lo perdemos -por el motivo que sea-, siempre viene un período de duelo. De qué manera lo superamos o lo toleramos, depende mucho de nuestro estado de ánimo, de nuestro carácter y de cómo decidimos afrontarlo.

La mayor de las veces, la fortaleza interna, se recarga por los motivos más inesperados y provenientes de donde menos nos los esperábamos.

Este campo lleno de alfalfa, es para tí Bunny. ¡Porque la alfalfa te gustaba muchísimo! Eras capaz de olfatearla desde lejos: me tardaba más en dejar las bolsas del mandado en el suelo, que tú encontrar la indicada y robarte un ramito. :-)

Este campo de alfalfa lo vine a encontrar en el sitio menos esperado, en plena Sierra Madre Occidental, en un pueblito llamado Yerbabuena. Un lugar que no tenía planeado conocer y que fuí por uno de esos azares imprevistos de la vida. Insisto: si uno está dispuesto a creer en ella, a aceptarla y sentirla, descubrirá que la vida está llena de magia y que una sorpresa puede estarnos esperando justo al dar la vuelta a la esquina menos pensada. Por eso digo: vuela alto muy alto.

No hay que esperar a que sea un día especial, como el 14 de Febrero o Navidad, para decirle a la gente que es especial y significativa en nuestras vidas, cuánto las estimamos. Quizá cuando querramos hacerlo, sea demasiado tarde, quizá esa ocasión no llegue, por eso es que hoy además de dedicarle este campo de alfalfa a mi querida orejona, que ya no está echada a mis pies mientras escribo, quiero agradecerle a muchos el estar ahí para mí en estos días difíciles.

Empezaré por Alain. ¿Recuerdas?:

Si algún día tienes ganas de llorar...
sólo llámame.
No prometo que te haré reír,
pero puedo llorar contigo.

Si algún día quieres correr del camino:
¡no tengas miedo! llámame.
No prometo pedirte parar...
pero puedo correr contigo.

Si algún día no quieres oír a alguien...
llámame.
Prometo estar ahí para tí.
Y prometo ser muy callado.

Pero si algún día tú llamas,
Y no hay respuesta...
Ven rápido a verme.
Será porque te necesite.


Por estar siempre ahí, en las buenas, en las malas y en las peores, por ser un pañuelo de lágrimas que no se desbarata por más mojado que lo deje y por compartir las carcajadas, te agradezco infinitamente. Por llorar y correr, por venir cuando te necesité, sin necesidad de decírtelo; por cada puño de tierra paleada, cuando el sol estaba abrasante en lo alto; por estar ahí callado, mientras la despedía... Eres el mejor de los amigos y que sepas que igualmente, siempre cuentas conmigo. Te quiero mucho, hermano "Rubio".

A mi sis, Eri, por abrazarme cuando ella daba su último suspiro entre mis brazos, por ser emisaria de un espía-conejo-ángel que le dijo la vió mordisqueando un pareo color arcoiris en el paraíso conejuno...

A los palmeritos, Ingrid y Pedro, por sus mensajes de ánimo y hacerme llegar sus reconfortantes abrazos. Como siempre, presentes, aunque en ese momento estuviesen lejos. A Ariel, por hacerme reír, a través de la distancia. A Girasol, por enviar un mensaje solidario, aún sin conocernos. A Diego, por el olor a cebolla, el café y las historias de paletas.

Y a todos los Cuevas, por invitarme a compartir unos días, en la Yerbabuena, con ustedes; por hacerme sentir bienvenida y dejarme sentir ese calor que tanto me hacía falta.


En ese campo de alfalfa me he despedido y he dejado ir a mi Bunny, con una sonrisa.

En Yerbabuena he recuperado las ganas de tomar nuevamente la cámara y capturar INSTANTES. En Yerbabuena he recuperado ese ánimo de disfrutar y extasiarme ante la belleza de la naturaleza que tanto me gusta; de sus ruidos armónicos, que en nada se comparan a los que estamos acostumbrados en las ciudades. Me he vuelto a sentir embrujada por la maravilla de los colores y los olores, de las plantas, los árboles, los animales, las flores, la tierra... Espero les gusten. Con ellos, les agradezco también, a todos los que me han dicho una palabra de ánimo y no he mencionado aquí...

Como siempre, si estás triste sonríe: llorar es mucho más fácil.




Foto: Jessica Soler • Abril 6, 2007 • Yerbabuena, Jalisco

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